Más que enojo injusticia, incredulidad. Han pasado casi 4 años y me parece que eso fue una pesadilla. Por qué nos tocó a nosotros pasar por esto, ilusionarnos con una hija para llevársela en 1 hora.
No es que quiera que le pase a alguien más, pero hay gente que no quiere a sus guaguas, las bota, regala, maltrata, porque para ellos sí?.
Andrea y Gabriel
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“El enojo vino dos años después, miraba al cielo y decía me elegiste mal, porque estoy rota y sigo rota, la gente te dice ahora todo va salir bien, pero eso no es cierto, la vida es la vida, uno no controla nada, hay que entregarse al misterio”.
Stefania, mamá de Trinidad
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Al cumplirse un año de la muerte de Benito, empecé a rechazar principalmente la superficialidad reinante, escondida bajo el disfraz de religión. Toda esa palabrería, de “todo es por algo”, “Dios no manda algo que uno no pueda superar”, ligado a la idea del sufrimiento como prueba y con sentido, etc. me parecían tan infantiles y tan injustas. Me harté de aquellos “consuelos express” –como dice Cristián Warnken-, del mercado del consuelo. Es algo en que todos hemos caído, es verdad. Estamos acostumbrados a esquivar el dolor y sus tiempos. Yo misma intenté superar rápidamente el dolor, dándome cuenta luego, de lo vano es ese apuro, así como el apuro en general.
Me desilusionó descubrir que pocas personas queridas se arriesgaran a conversar de lo difícil, a ser oyentes de una conversación quizás incómoda y monologante, pero urgente. Tal vez optaron por la opción más autocomplaciente que es, a veces, la oración.
Me perseguía la imagen bíblica de un Dios pidiéndole a Abraham a sacrificar a su hijo. Imposible que ese Dios fuera Amor.
Blanca