La sinceridad y preocupación constante del Ginecólogo que nos acompañó en todo el embarazo y que fue súper sincero siempre, pero de manera cariñosa.
Además el respeto de neonatólogo, matronas y enfermeras al darnos espacio para estar con Fernanda en el pabellón, sin alejarla y manipularla mucho. Incluso al momento de entregarnos su pequeño cuerpo días después de su nacimiento.
Andrea y Gabriel
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Agradecemos principalmente a nuestro Doctor, aunque muchas veces fue brutalmente honesto o duro, en general su trato y comprensión fue importantísima para nosotros. También Agradecemos al equipo médico que trabajo en el parto y a las personas que nos atendieron durante nuestra estadía en la clínica, siempre se nos dio un trato esencialmente humano entendiendo lo difícil de nuestra situación. El recuerdo del respeto, cariño y comprensión con que fuimos tratados en esos días ha sido fundamental para nosotros y jamás dejaremos de agradecerlo.
Denisse e Iván
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“Agradezco al Doctor Jorge Gutiérrez, que siempre hablaba de que había conocido un montón de casos como el mío en que bebés habían nacido sin problemas, que no había que perder la esperanza, que me trataba de mentirosa cuando le contaba lo que los otros doctores me decían, era como Doctor House revisaba a mi hija por todos lados, él dijo antes que nadie que era niñita, agradezco su humanidad”.
Stefania, mamá de Trinidad
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Le agradecemos, sin medidas, a Rogelio González. Supo ser cálido y sereno, en momentos de turbulencia. Imaginamos lo difícil que debe ser dar estas malas noticias, tener que lidiar con un proceso tan penoso. Para nosotros cada consulta era como llegar a un puerto largamente esperado, queriendo escuchar buenas noticias. Y éstas no llegaban y no llegaron. Sabemos que para él también era doloroso no poder darlas.
Fue clave su actuación durante el nacimiento. Nos dio la confianza para poder concentrarnos en lo importante: estar con Benito y disfrutarlo. Nos entregó el agua con la que Daniel lo bautizó. Nos dejó solos a los tres, con las luces bajas, regalándonos una intimidad y paz, difíciles de encontrar en un pabellón.
Recordamos también agradecidos a la matrona, que tomó la mano a Blanca, cuando tiritaba antes de que empezara la operación. Ella sacó además las fotos que permitieron a nuestras familias conocer a Benito.
Blanca y Daniel